Suspiré y creí escuchar un gemino
donde sólo había una desconsolada.
Me masturbé en mitad de una pesadilla
en la que no reconocía mis manos sino las tuyas
y entonces rompí a llorar.
Allí desnuda,
pensé
que nunca me había corrido así
desde o hacia el corazón
no lo sé.
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