domingo, 26 de mayo de 2013

No puedes entrar y salir de mi vida como si fueras un vagón de metro.

Es cierto también que hay ciertas personas que si no vuelven jamás, desearías que lo hicieran al menos por última vez, para poder cerrar los capítulos que se quedaron a medias, finiquitar contratos que se firmaron pero quedaron arrinconados en alguna esquina de un cajón de madera, pronunciar un adiós definitivo o mirarse por última vez con ternura. Despedirse con todos los rencores olvidados y todas las cuentas saldadas.

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