domingo, 16 de enero de 2011

.tú. :)


Conocí a la persona perfecta para mí. No es la mejor persona del mundo, pero sí es la mejor de mi mundo. Poco a poco fui descubriendo que esta persona es un vivo reflejo de mí, que parece haber sido creada a mi imagen y semejanza. Me fui dando cuenta que no estoy con nadie más a gusto que con ella, y que me encanta todo lo que tenga que ver con ella, hasta esas miles de cosas que me dice que no le gustan de si misma. Me gusta absolutamente todo: me gusta cuando sonríe, cuando bosteza, cuando estornuda, cuando anda, cuando está dormido, cuando me mira, cuando se acaba de levantar, cuando está cansado, me gusta hasta cuando se enfada… me gustan sus ojos, sus manos, su boca, su nariz, su pelo, su cuello y así sucesivamente... Todas y cada una de esas perfecciones e imperfecciones que posee son para mí, perfectas.
Por eso no quiero mirar otros ojos, no quiero agarrar otras manos, no quiero acariciar otro pelo… No me importa si las hay mejores o peores, porque todo lo que yo quiero está en ella y eso es lo que importa.

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