martes, 14 de septiembre de 2010

(L)


Oye, oye -dije yo. -Sí-dijo bostezando-¿Qué? -¡Uf! A ver, es que quiero decirte eso directo, pero no me atrevo. -Vamos, suelta. -No sé.¿De verdad quieres que te lo diga así? -Sí. Estoy segura. -Te quiero. -¿Y? -¿Cómo que “y”?-Contesté, incrédulo. -Sí.¿Y?-dijo tranquilamente. -No comprendo tu pregunta-dije intrigado. -Es muy sencilla-dijo esbozando una pequeña y perversa risilla-.Usa la razón. -Em...en serio. No sé. -A ver, quiero decir que...¿qué quieres conseguir diciéndome eso? -No sé.¿Tú qué crees?-dije totalmente embobado. -Está bien, voy a ir al grano. -Vale. Gracias. Porque esto ya me está poniendo nervioso. -¿De qué sirven las palabras sin hechos? -De nada-murmuré -De nada. Son meros instrumentos que se utilizan para conseguir lo que igualmente se haría con un hecho. -¿Cómo?-yo estaba ya totalmente perdido. -Quizás con las palabras, este hecho se realiza con más seguridad, lentitud y cuidado. -¿Qué tiene que ver eso con...? -Los hechos sin palabras son como la vida sin televisión, se conseguirá vivir igualmente. -Pero... -Pero las palabras sin hechos son como la madera cortada y preparada, pero sin uso, absurdas, incompletas y sin un fin determinado-dijo segura de sí misma. -¿Y?-dije yo entre risas, más convencido aún que ella. -¿Cómo que “y”? -Sí. ¿Y? -Sigo sin saber-dijo desconcertada. -Quiero decir que ¿qué piensas conseguir con eso? -¿Con qué?-tenía en la cara una expresión de aturdimiento que ni recién levantado. -Con esas palabras. -Nada especial. Simplemente darte una respuesta reflexiva, y un tanto difícil, a tus palabras sin hechos, a tu madera sin uso. -¿Eso quiere decir que...? -Eso no quiere decir nada. Acércate. Me acerqué, tembloroso. -¿Qué?-pregunté yo. -¿Qué piensas tú sobre lo que te he dicho? -Pues yo creo que significa que... -¡No! Contéstame con hechos, no con palabras, por favor.
Y la besé durante toda la noche.

No hay comentarios: